Zancada

Empecé a leer Zancada en el 2006 y desde ahí que no he parado nunca de revisar la página casi diariamente. Es que no pueden haberle achuntado mas con el eslogan: "cosas de minas". Si hay un publico que tiene la compulsión de dar su opinión en cualquiera sea la materia de discusión, esas son las mujeres. Es que una siempre quiere meter la cuchara, como la viejita en el supermercado que la otra vez me retó por que estaba eligiendo mal los pepinos. Me enseñó como elegir los más frescos, seguramente algo dentro de ella estaba ardiendo al verme elegirlos sin mayor cuidado, hasta que no pudo más y tuvo que imbiscuirse en mi compra. Acogí su consejo, por que la comprendí.

Bueno, en Zancada hay posts sobre todos los temas de la vida, aunque siempre con la mirada femenina. Por algo la gran mayoria de los comentarios son de mujeres, aunque existen unos pocos seres masculinos que simpre estan dando su opinión, pululando por ahí. Claramente son contados con una mano, pero puedo asegurar que hay muchos hombres que leen Zancada a diario, solo que no comentan.

En la gran mayoría de los blogs que frecuento no suelo comentar, o lo hago muy poco, ya que los utilizo para informarme o sacar ideas. Mientras que en Zancada no puedo NO comentar por que hay algo en sus posts que te incita a querer dar tu opinión y hacerla valer en medio de esas otras personas que nunca en tu vida has visto o veras. O dar tu consejo, tu datito, tu experiencia, tu recomendación. Esos tips boca a boca que no encuentras en los "medios" sino que en las personas.

Zancada ya es una mini comunidad, en la que muchos ya se conocen virtualmente (algunos incluso fisicamente por que armaron una mini junta Zancada) cosa que hace mas familiar la discusión (con las respectivas buenas ondas y echadas de foca que implica una relación de más confianza). Bueno y caso aparte merecería el análisis de ciertos individuos que se han convertido en verdaderos personajes en la página. Pero eso da para a whole new pelambre.

Grande Zancada, gracias por dejar salir diariamente a la vieja metiche que llevo en mi interior.